El claustro de profesores celebra el VI CUCCInnova, una jornada de reflexión sobre la actividad docente

La comunidad educativa del CUCC ha dedicado la jornada del 6 de junio a hacer un alto en el camino para seguir mejorando en su labor docente a través de la celebración del VI CUCCInnova, con el lema "¿Hacia dónde queremos ir?". En esta ocasión, para propiciar el encuentro y el diálogo, ha contado con la participación de Armando Zerolo Durán, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad San Pablo-CEU, colaborador en varios medios de comunicación, director de la colección editorial “Mínima política” y presidente de la Fundación Conversación.
El encuentro contó con grandes preguntas que surgen de las necesidades detectadas en el aula y de los hechos acaecidos en los dos últimos años. La intervención de Armando Zerolo se estructuró en tres bloques: ¿Cómo vincular a los alumnos con la realidad?; Sentimientos, afectos y uso de la razón y, por último, Uso de la tecnología, redes sociales y lectura.
El ponente comenzó invitando a la reflexión sobre el contexto social ante los últimos acontecimientos de alcance mundial – la pandemia, la crisis económica, la guerra en Europa, etc.- y cómo ello ha puesto en cuestión algunas de las principales certezas. Según afirmó, ante la llegada del covid, las relaciones humanas, que son lo que construye la certeza existencial, han tendido a desmoronarse y esto ha contribuido a vivir en un contexto de incertidumbre.
"Educamos para provocar una apertura al mundo. En este sentido, nuestra responsabilidad como docentes es ayudar a los estudiantes a abrirse al mundo, es enseñarles a vivir la incertidumbre del tiempo actual, que no es mala sino incómoda y que puede abrirles a un mundo de posibilidades. Pero, si no se aprende a vivir con ella, produce miedo y el miedo, bloqueo, retirada”.
Otra de las cuestiones que Zerolo planteó es la responsabilidad de educar en la positividad de la realidad, para que seamos conscientes de la realidad que vivimos, y así mostrar la necesidad de hacer un juicio sobre todo lo que sucede. El paso por la Universidad, estar con otros en el aula, permite la posibilidad de que suceda algo nuevo que se salga de sus esquemas y los nuestros. Y ante esto, lanzó preguntas a los asistentes para hacer un trabajo común tales como "¿De verdad creemos que vivimos en un mundo peor que el que de antes?, ¿Al abrir el aula cada día, los profesores nos planteamos la posibilidad de que algo bueno suceda?, Cuando entramos en el aula ¿reflexionamos sobre la realidad que viven nuestros alumnos?"
En la segunda parte de su intervención abordó el tema del uso de la razón, los afectos y sentimientos, describiendo tendencias subjetivistas y objetivistas. “El maestro es el vehículo que conecta lo subjetivo y lo objetivo a través del `deseo inteligente’ del que hablaba Aristóteles `No somos una inteligencia que desea sino un deseo inteligente’. Ontológicamente somos deseo, apertura, vida, relación y el profesor tiene que despertar ese deseo-necesidad constitutiva de toda persona”.
Ante este reto, se planteó en la sesión "¿cómo se despierta el deseo de aprender?, a lo que el ponente respondió: “Que el educador no quite el deseo, que cada uno juzgue y se pregunte en qué ocasiones sus alumnos han respondido. Nuestra responsabilidad es poner delante de sus ojos algo atractivo".
En relación al uso de la tecnología y los cambios culturales en torno a ella, invitó a una reflexión sosegada sobre el tema sobre si los fines de las mismas están a la altura de los medios, valorando el riesgo sobre todo en los más vulnerables de la dependencia de ellas y lo que puede ello afectar a la autoestima y a la autoconciencia de uno mismo, por lo que podría suponer tener una imagen de ellos mismos delegada en la valoración de otros. "El riesgo que está entrañando el uso de las pantallas es que la imagen externa sustituya a la imaginación interna, la pantalla hace lo que el niño debería hacer, fabrica imágenes y sustituye su imaginación. Sólo se aburre el que tiene imaginación y uno tiene que aburrirse para imaginarse el mundo". Y para terminar, reiteró que a su juicio la batalla de la educación se juega en la relación profesor-alumno, resaltando la necesidad de trabajar conjuntamente y reflexionar sobre ello.
En la segunda parte de la jornada, el claustro de profesores tuvo ocasión de realizar una relectura de las experiencias y vivencias de los dos últimos años y establecer algunos retos para desarrollar su misión educativa de cara al próximo curso académico. Para ello, contó con un tiempo de reflexión por grupos de trabajo y una posterior puesta en común para compartir las principales inquietudes como fueron, entre otras: cómo conseguir en el aula un clima de aprendizaje significativo, cómo comprender mejor la realidad de nuestros estudiantes, la necesidad de fomentar espacios de encuentro de profesores para el intercambio de experiencias, cómo ayudar al estudiantado en sus conflictos, cómo recuperar los niveles de exigencia académica tras los cambios de la pandemia, cómo unificar criterios sobre conductas y metodologías, cómo lograr que los alumnos deseen superarse, cómo fomentar modelos pedagógicos positivos y conscientes, cómo conseguir que los alumnos desarrollen empatía, escucha activa y mejorar las dinámicas de convivencia y trabajo en equipo, etc.